Juan Bouza y Eduardo Boido
Nosotros somos melillenses pero no de nacimiento, sino por adopción. Somos nuevos. Este predio se compró en octubre de 2001, a principios de 2002 empezamos a elaborar el proyecto y en febrero de 2003 fue la primera vendimia. El restorán comenzó a funcionar en abril de 2006, y recién ahora estábamos tratando de decirle “restorán” y no “sala de degustación”, porque tiene un una carta, tiene todo. De hecho, queremos que sea un muy buen restorán. Pero no vendemos Coca Cola por ejemplo. Solo agua y vino. A la cerveza ni la dejamos entrar, a pesar de que a nosotros nos gusta.
Acá antiguamente era parte del predio de la Granja Pesquera, una especie de Granja Modelo que se dedicaba a varias actividades, y que tenía ciento veinte o doscientas hectáreas. Nosotros tenemos treinta y cinco. Tenía algo así como veinte años de abandono, en los que no hubo ninguna actividad productiva. Era campo abandonado, chircas de dos metros de altura, y lo mismo pasaba con el edificio. La idea de venir a Melilla tuvo que ver con que nos dimos cuenta de que en una bodega chica son muy importantes, como herramientas de promoción, las visitas a la bodega, que tus clientes puedan venir a la bodega, puedan conocer el lugar, puedan ver los viñedos y puedan probar los vinos en la bodega. Y en el predio que tenemos en Las Violetas eso se nos dificultaba por la distancia con el centro de Montevideo. Por eso salimos a buscar en otros lugares. Y entonces vimos un aviso en el Gallito Luis, un aviso muy particular que decía “Vendo Capilla en Melilla”. Fuimos a ver de que se trataba y resultó que era una bodega, no una capilla, con 35 hectáreas de terreno.
Nuestra idea era hacer una producción pequeña y muy cuidada en todos los pasos. El concepto que manejamos es el de “vitivinicultor”, o sea producimos la uva y hacemos el vino. Es una vinificación muy parecida a lo que es la vinificación del Chateau francés, y eso en el nuevo mundo se le ha empezado a llamar bodega boutique, justamente porque son pequeñas cantidades de vino, muy cuidadas y seleccionadas. La idea nuestra era un proyecto de doscientas cincuenta mil botellas, que igual como proyecto exportador es chico, y sin embargo terminamos en un proyecto de cien mil botellas, que es más o menos lo que entra en el edificio antiguo. Sacamos pequeñas partidas. Casi todos nuestros vinos son tres mil botellas, cinco mil botellas.
Al turismo enológico le hemos dado importancia pero desde un ángulo que no es el mismo que se aplica en todos lados. Parra nosotros que la gente venga es más una promoción que un ingreso, por más que compren vino. El punto fundamental que le vemos es que la gente conozca el vino en el lugar que se hace. Igual, la gente que nos visita a nosotros, prácticamente te diría que no hay jóvenes casi, lo cual es un problema.
Camino de La Redención 7658 bis. 11 de mayo de 2009.
